La investigación del año en Mendoza: un nanoinsecticida no tóxico para plagas

Investigadores del CONICET Mendoza descubrieron una novedosa sustancia que ataca a los insectos sin efectos bioquímicos sino con un mecanismo físico. La iniciativa fue premiada en el concurso Mendoza Innova en la categoría investigación.
En el Conicet de Mendoza un grupo de investigadores desarrolló el primer nanoinsecticida para plagas no tóxico y “ecológico” del país. El logro radica en la generación de pequeñísimas partículas de óxido de aluminio que deshidratan a los insectos dañinos. La investigación empezó hace ocho años en nuestra provincia, y ahora que el descubrimiento está patentado buscan que pueda comercializarse en el mercado. El nanoinsecticida puede emplearse en medicina humana, uso veterinario y para la agricultura.
 
La iniciativa ganó el máximo galardón en la categoría Investigación del prestigioso concurso “Mendoza Innova”, certamen que hace siete ediciones promueve y apoya los proyectos, servicios y procesos industriales o comerciales destacados por su alto grado de innovación y su potencial comercial de cualquier sector industrial. El concurso es organizado por el ministerio de Agroindustria, a través del IDITS.

Teodoro Stadler, biólogo y quien dirigió el proyecto en el laboratorio de Toxicología Ambiental del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (Imbecu) del Conicet, explicó que la eficacia del descubrimiento fue comprobada también en experimentos en Estados Unidos.

“Los insecticidas que se utilizan en la actualidad, que se encuentran en la alacena de casa, los que se aplican en cultivos y medicina veterinaria son tóxicos, son sustancias complejas que actúan sobre el sistema nervioso de los insectos y de las personas, según el nivel de toxicidad. Esas sustancias son cancerígenas”, argumentó Stadler al introducir el tema.

Por el contrario, los nanoinsecticidas no actúan a nivel bioquímicos, es un producto simple, inorgánico, no es tóxico, su actividad es a través de partículas muy pequeñas, ínfimas, como el tamaño de un virus pequeño o de un ADN, precisó el investigador que es oriundo de Buenos Aires pero hace varios años está radicado en Mendoza.

Según las experiencias y pruebas, el nanoinsecticida es muy efectivo para controlar insectos como hormigas y gorgojos, y controlar plagas que habitan en el grano y del maíz, hasta se ha probado en productos para combatir piojos.

También podría servir para moscas y mosquitos, aunque éstos últimos se están estudiando. El biólogo acotó que “la tarea es complicada porque a veces los fondos para la investigación no son suficientes”.

El científico explicó el mecanismo de cómo funciona la nueva sustancia nanometrica: “Las partículas tienen una carga eléctrica y, al igual que el insecto, esto hace que al pegarse el producto a alguna parte del insecto, éste se adhiere a la cutícula que es de cera, entonces el animal muere deshidratado”.

A diferencia de los insecticidas convencionales, el nanoinsecticida posee un mecanismo de acción basado en fenómenos físicos, en lugar de bioquímico-toxicológicos como los que son propios de los insecticidas de uso habitual.

A raíz del fuerte movimiento de buscar productos no tóxicos, hay un enorme interés de empresas de origen nacional y extranjeras interesadas en este descubrimiento “Made in Mendoza - Argentina”.
La investigación fue reconocida en el año 2012-2013 en la categoría “nuevo desarrollo” en el concurso nacional Innovar.

Aplicaciones futuras

Ahora sólo resta que el Senasa apruebe y otorgue la certificación del descubrimiento. “Se hicieron todos los estudios de laboratorio y existe mucho interés por parte de la industria, aunque es difícil imponer algo nuevo”, reconoció Stadler.

En cuanto a las aplicaciones futuras de este nanoinsecticida, el objetivo es la exploración de diferentes campos de aplicación del producto de vectores que afectan la salud y la actividad económica del hombre.

¿Para qué sirven?
Una gran variedad de productos con base nanotecnológica son utilizados en la vida cotidiana como materiales más livianos y resistentes, catalizadores para la combustión, sistemas para la administración de medicamentos, cremas con filtros solares, entre otros.

¿Por qué surgen?
En respuesta a la creciente tendencia hacia la reducción del uso de pesticidas de síntesis orgánica y su remplazo por sustancias menos tóxicas y más selectivas, la nanotecnología está al servicio de las estrategias para el control de insectos.

¿Cómo funcionan?
A diferencia de los insecticidas convencionales, poseen un mecanismo de acción basado en fenómenos físicos en lugar de los mecanismos bioquímicos-toxicológicos, típicos de los insecticidas convencionales cuyos efectos son nocivos para el hombre y el ambiente.

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